Hola, yo soy Olivia

Antes que nada me presentare, esta soy yo, posando ingenuamente frente al mar de Ensenada, y como a todos nos pasa una u otra vez (a unos más que a otros), tuve un malfuncionamiento de outfit, frente al espejo todo se veía bien y en su lugar, pero ya a la hora de la batalla, el chalequito nomas no se quedaba quieto, imagínense en altamar, con el mar picado, se movía el barquito, me movía yo y el chaleco nomas no encontraba su lugar, por obvias razones, ese chalequito quedo vetado de por vida y fue a dar directo a la basura, la blusita sigue en la lista de mis amigos frecuentes, unos cuantos ajustes y esta perfecta para veranear.

No me considero una persona fashion, ni me preocupo demasiado por esto de la moda, pero últimamente me he puesto el propósito de ser un poco más femenina y de quitarme la mañita esa de usar jeans, camiseta y tenis todo el tiempo y para todos lados, aunque sigo siéndoles fiel, ya uso más sandalias, flats, falditas y vestiditos, los tacones están próximos a entrar a mi guardarropa de diario, pero el vértigo me sigue atacando, aunque esos centímetros de más me mueven a seguir con mi conquista.

Para ser honesta, todo esto me está gustando bastante, sobre todo le estoy agarrando un gusto desmedido a comprar accesorios de todo tipo, ya sea nuevos, usados o reciclados, por esto mi tarjeta de crédito tiene prohibido entrar conmigo a las tiendas (creo que me estoy convirtiendo en un shopaholic) y los swap meets y tianguis como las palmas son mi debilidad, porque creo que no tienes que andar vestida de marca ni gastar millones para verte bien, solo hace falta un poco de buen gusto, saber combinar y aprovechar al máximo lo que tu closet te ofrece.

Ya con esto nos damos una idea de lo que va ser este blog, que en conjunto con la ranchera y ava estaremos subiendo los atrevimientos de mucha gente que nos encontramos en la calle, que espero las victimas de nuestras cámaras indiscretas no lo tomen muy personal, vean que a todos nos puede pasar y mejor sigan nuestros sencillos consejos para que no se repita el infortunio y que nadie más diga ¡cómo se atreven! al verlos pasar.